miércoles, 23 de diciembre de 2009

Bárbara


Al mirar tu rostro, puedo ver una creación maravillosa de Dios.
Al escucharte hablar, puedo darme cuenta que hemos hecho un excelente trabajo contigo.
Al observarte sin que lo notes, sorprendida descubro el mundo maravilloso que hay en tu imaginación.
Si me preguntarán qué es lo mejor que he tenido a lo largo de mis 20 años, mi respuesta instantánea, sin dudar, ni titubear, eres tú, mi pequeña hermanita Bárbara.

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